jueves, 13 de marzo de 2008

Él camina lento

Él camina lento, da pasos infinitos sin prisa, pues hoy, nada le preocupa.
Él mira cada persona que cruza su camino, él las observa, las analiza, las ama, pues hoy está dispuesto a aprender de todos los gestos, de todas las miradas que los sin rostro puedan proporcionar,
Él es conciente de que miles de sin rostro lo rodean, millones de persona, de mentes, de pensamientos y sentimientos, pero hoy y por primera vez, esto no le importa, no lo angustia, no lo ahoga.
Él camina lento, camina sin prisa, y respira profunde el vaho fétido de la ciudad sin luz, el mismo vaho que con los años se ha impregnado en su piel, logrando ser también su olor, su hedor. Él disfruta la sombra de los rascacielos, y se regocija en los espacios iluminados por los carteles de neón, hoy por primera vez no le preocupa ninguna estructura, pues hoy nada puede quedar fuera de su sitio, no, hoy nada puede caer o derrumbarse, no hoy.
Él aprecia todos los matices del gris y del negro que desprende el asfalto bajo sus pies, se entretiene con su sombra, y se admira de la gama de colores que rodea su caminar, los reflejos en los vidrios de las galerías, y continúa su camino tranquilo, lento y sin prisa.
Y es que hoy, solo hoy, se dio cuenta de que en realidad no importa que dirección tome, que medio utilice, que velocidad alcance, hoy es conciente de que sus pasos lo conducen a la nada, a la infinita oscuridad del vacío sin fin ni comienzo. Hoy se da cuenta de que realmente, mucho antes de nacer, ya estaba muerto.

2 comentarios:

Philip-Rocker dijo...

este no lo habia leido...


uuf.... a veces caminamos sin saber para donde ir...o cuando sabemos para donde vamos no sabemos como consolarnos... uuuuufff... me revuelve la mente todo esto





saludos lokilla... subi otro relato ahora.. al parecer te gusto el anterior..


nos haulamos luego

Natalia v/s Esther dijo...

Oshe, ya quisiera yo caminar desurbanizadamente y, sobre todo lento.

Volvi a tener todo un mundo globalizado en casa, las cosas marchan bien, es decir, ni mal ni bien, sólo marchan, y eso es bueno (a ratos).

Imaginate mujer, ahora me ataca un hambiente de confeciones que ni yo (la gran parte del tiempo) no comprendo pero ahí van y vienen, qué jodido.

Sólo me resta decir: Cuídate.